Hoy es el día

... de los enamorados...

Así decía la tonadilla de una (en realidad dos) película de hace mil años, que a pesar de repetitiva y repelente, ha hecho las delicias de tales días como el de hoy, día en el uno tuvo la suerte/desgracia de nacer.

Sí, gentes de mal vivir, para quienes siguen esto desde hace menos de un año, diré que hoy, cuando todo el mundo está pendiente del Corte Anglés y de las compras de bombones y/o flores (depende de la última discusión), yo tengo que sufrir el desgaste que sufrimos todos aquellos que cumplimos años en fechas señaladas.

Porque si bien es cierto que es peor nacer el 25 ó 31 de diciembre, por ejemplo, nacer tal día como hoy, de hace la friolera cifra de 29 años, supongo que marca los designios de quien lo padece.

Cuando uno en el colegio le dice a todo el mundo que recibe regalos ese día y se da cuenta de que las pedorras de la clase se revolucionan con los suyos, no tiene menos que pararse a pensar y descubrir que nadie asume que haya gente que cumpla años hoy. Cuando se ve a alguien recibir presentes este día se presupone que es por el tema del enamoramiento.

Lo cual, a esas edades tempranas no es poco motivo de befa y mofa por parte de los amigotes.

No me quedaba opción, o se reían de mí porque admitía el deshonor que suponía admitir sentimientos por el sexo opuesto, o admitía la deshonra de tener que haberme llamado Valentín.

¡Cuántas veces tuve que aguantar eso de San Calentín, San Calentín!

Al final mis amigos se cansaban de ello y pasaba el día como otro cumpleaños cualquiera.

Hoy, no puedo estar más orgulloso de ello.

Nacer en una fecha señalada te hace sentir especial de alguna manera. Puede que sea una chorrada, pero a mí me resulta más especial nacer un 14 de febrero que, digamos, con todo el respeto, un 37 de enero.

Y eso me gusta.

Y me gustaba también el soniquete de la película, y supongo que es porque lo relacionaba con este día.

En realidad creo que nacer en una fecha así te predispone a estar a favor de lo que se celebra (de ambas cosas).

En estos días en los que se nos bombardea (¿este año más que en otros? ¿habéis notado más presencia de San Valentín en la tele? yo sí...) y se nos anima a consumir, en los que muchos se muestran en contra de una celebración que se considera una invención de los grandes almacenes, yo no puedo sino animarles a seguirla de manera no consumista.

Una mirada de complicidad, una sonrisa a tiempo, un gracias y un te quiero. Son gratis y son lo que debería pasar cada día, pero especialmente este día.


:D

¿Demasiado romántico? Es muy posible, pero qué queréis, ¡es mi cumpleaños!