3 puntos de padres

Este verano, como el pasado, semana sí y semana no termino un par de horas de jornada laboral por la tarde en casa. Tengo la suerte de poderlo hacer así, y de que Aysha no suele dar guerra y se arregla ella misma con Chocolate (el gato) para pasar ese tiempo que paso concentrado delante del portátil.

Los viernes, además, ocurre que por la tarde no trabajo; salvo estas semanas de "pseudo-intensivo", en las que un par de horas me sirven para cerrar la semana de manera más tranquila.

Uno de estos viernes, Aysha estaba enredando con alguno de sus cachivaches, sentada en el sofá de la sala, sin hacer demasiado caso a la tele ni al gato. Estaba elucubrando sobre alguna de esas ideas que le pasan por la cabeza, explicándoselas a sí misma, mientras yo cerraba un par de tests y respondía a un par de correos para terminar la semana. La tranquilidad hecha armonía, sólo un sonido de violines en la raspberry pi podría mejorar la atmósfera reinante; gato dormido al sol incluido.

Pues nada, ahora que meriende, luego al intensivo de natación y semana ventilada, finde del todo. En cuanto termine este hangout con nuestro P.O. en Madrid...

CLONK!

- Aaaaaaaaaaaaaaaay !!!

Ya se ha ido del sofá al suelo otra vez, mira que se lo hemos dicho cientos de veces, que mires dónde estás, que no estás en el suelo, que si te mueves el sofá se acaba, manda narices, pues ahora se lleva un "supernanny"...

- Me he caído aitaaaa!
- Si es no mir.... - coña! Se duele al lado de la oreja... Parece que tiene una herida, apenas sangra, mejor ni le digo nada, se la limpio, le planto una tirita de las que tanto le gustan y a correr... la piscina? Bueno, no será nada...

Y reviso la herida. No tiene más suerte que haberse dado de lleno contra el pico de la mesa. Una pasada de dedos constata que sí, el pico es muy picante y la herida... leche, esta herida apenas sangra, pero tiene la carne abierta, estoy viendo literalmente el interior de mi hija...

Justo delante del "trago", donde termina el pómulo, hay un cacho de carne blanda sin hueso alguno; y ahí se fue a dar (clavar, más bien), con el pico de la mesa.



Joder, y ahora qué hago... Esto es una tontada? Me voy a urgencias? Sí? No?
Mejor ir y que no sea nada, que no ir y cargarla... arrepiéntete de lo que has hecho.

Al menos no sangra.

- Venga, va, ponte las zapatillas de casa, y la parte de arriba del pijama de verano. - llevaba los pantalones cortos del pijama... - vamos a ir a que te curen, vale?

Y me la cargo en brazos como hacía meses, casi años, que no hacíamos. En el ascensor intento que no se vea en el espejo, pero no cuela. La puñetera es espabilada como para no fiarse de lo que le digo. Ve la sangre (poca), que por suerte tapa la herida. Se asusta un poco, y como es poca sangre, consigo que se calme. Vamos camino a urgencias, redios qué calor.

- Aita, por qué vamos tan rápido? - se me caen un poco las pelotas al suelo ;(
- No vamos rápido, es que hace mucho calor - donde vas, manzanas traigo.

El camino se me hace largo de narices. De camino, desvío su atención.

- A que no sabes quién viene mañana de visita?

Y empieza a quemar las opciones más habituales, no siempre por orden de preferencia:

- Amama! Padrino! Aititedemadrid! Tío Carlos!
- En la que acierta, montamos una fiesta, cuando ya vamos a llegar.

- Buenas, urgencias de pediatría?
- Sí, dame la tarjeta de la niña
- Leche, la tiene su madre - que está trabajando. Creo que la buena señora que nos atiende cree que somos padres divorciados al hablar así, y deja vía libre a la excepción.
- Da igual, cómo se llama, fecha de nacimiento? .... Vale, por ahí, del número 2 a la derecha del todo.

Hay un médico y nada de cola, perfecto. Le explico la película con Aysha sentada en la camilla, intentando que ella no sea consciente de mi preocupación. El médico no ve mucha sangre y le echa un vistazo. No parece mucho, así que bueno, igual esto no da para un post...

Pero sí. En cuanto le insisto en que le he visto la herida muy abierta, lo revisa.

- A ver, túmbate, que vamos a mirar.
- No, no, pinchar no!
- Tranquila, es sólo mirar, no pasa nada. - algo más sí es, limpia el poco de sangre que ha empezado a coagularse, lo que tampoco debe de dolerle mucho.

Y lo ve. Y dice sorprendido que sí, que menuda se ha dado... Lo de siempre para el dolor, si lo tiene, y que pase por la sala de curas para que le dejen la herida lista. Al otro lado del centro de salud.

Gracias.

Allá nos vamos. No parece haber nadie. Ah, sí, ahí le están arreglando el pie a un chaval. Esperaremos un rato fuera.

- Y qué me van a hacer aquí? Me van a pinchar?
- No, sólo mirar, y te van a poner una tirita!
- De qué color? Yo quiero de princesas.
- No sé si van a tener; si no tienen, en casa ponemos otra encima de la que te pongan aquí, vale?
- Vale!

Y nos toca entrar. Entramos. Le miran. Sí, nos ha enviado el médico. Para mirarle esto. Y le miran. Dos enfermeras curtidas (nunca mejor dicho) en mil batallas, que dan toda la confianza del mundo.

-  Buf, pero esta herida es muy profunda eh? - no me jodas, que esto parecía ya el final de la película; vamos a tener un giro inesperado a la mitad?

Exacto.

- Espera, que vamos a llamar a Cruces, que igual mejor te la llevas para que le miren para cerrarle. - ein? A ver si al final he hecho más que bien en haber venido...

Mientras una llama por teléfono a Cruces (Hospital de Barakaldo al que se derivan a los pacientes desde Durango), la otra le sigue el juego a Aysha. Se deja pintar tatuajes con rotulador rojo, y le hace uno a Aysha. Le pregunta por sus zapatillas de casa con dibujos de comics, y que su pijama no lo parece, y ...

- Mira, vas a Cruces, y presentas este papel, que ya me han dicho que te pueden atender, para cirugía estética. - ein? Cirugía? Estética? Esto se va poniendo cada vez más raro. - A veces les ponen pegamento como haríamos aquí y ya está, pero casi mejor que lo evalúen allí, que la vemos muy abierta, y la zona es delicada. - lo que yo decía, cada vez más raro.

Pero allá nos vamos. Con su triste tirita blanca (literalemente "es que aquí no tenemos más, luego Aita te pone una más chula), y ya a pie y con más calor que antes, volvemos para casa.

Y necesitaremos su tarjeta sanitaria. Como buen conocedor de las aventuras gráficas, sé que hemos quemado la carta de "ay que no la tengo" y no va a colar más. Llamada de esas que empiezan por un:

- Tranquila que no pasa nada, pero tienes ahí la tarjeta sanitaria de la niña? - y nos pasaremos a por ella.

Se cambia de ropa, cojo algo para merendar, las llaves del coche, y allá nos vamos.

- Ponme la de Mulan, Aita, mezedez. - como para negarle cualquier canción...

Coger la tarjeta sanitaria, tranquilizar a la madre de la criatura, y a la A8 de cabeza. Y ahora por dónde llego antes? Por Bilbao o por el Txorierri? Cuando venía al mundo, fuimos cruzando Bilbao hasta Cruces, hagamos lo mismo a esta hora, no creo que haya atasco de salida ya... Y llegamos. Nos pasamos el parking (no es plan de ocupar uno de los pocos sitios de la entrada de urgencias para esto...) y volvemos.

- Mira Aysha, aquí vinimos con Ama cuando ibas a nacer, qué te parece?
- Dónde?

Aparcamos. Saco una foto al coche para no tener que recordar dónde lo aparcamos. Y salimos por las escaleras. Mierda, no he contado cuántos pisos hemos subido, bueno, da igual.

- Ahí, en la parte izquierda del edificio, lo ves qué grande es? - parece que no se acuerda de por qué estamos aquí. Entramos.

Y ahora a dónde voy yo? Hay un funcionario en una ventanilla libre. Veamos cómo va la burocracia aquí...

- Buenas, que venimos de Durango para que le miren esto... - le doy el papel... y lo coge! TOMA!
- Muy bien, siga la línea verde hasta el final.
- Linea verde? - señala al suelo. Línea verde: pediatría. Perfecto.

- Mira Aysha, tenemos que ir por el verde, a ver si no nos perdemos que esto es muy grande, eh?
- No Aita, mira, por aquí. Vamos, vamos.

30 segundos después, la línea verde muere en un mostrador. Levantamos la mirada y dos enfermeras (o lo parecen), nos saludan. Le doy los papeles que el primer funcionario nos ha dado.

Pasa por aquí, y espera un poco. Vienen un par de enfermeras, para evaluar qué pasa y su urgencia. Le miran, son un poco burdas en el trato, supongo que a más gente, más complicado es. En general bien. Que si cuánto pesa (creo que 15Kg... en realidad son 18Kg). Voy dando el parte por Telegram.

Llega una médico y pregunta por el material de la mesa, de madera, nada de metal o cristal, o tal y tal. Se va. Le van a poner un gel en la herida que es anestésico para cerrarle la herida; yo le tengo que apretar un poco para que le haga mejor efecto. Sigue el parte por Telegram.



Así lo intento, mientras devora un par de galletas que aún quedan y ve el capítulo de Peppa Pig que echan en la tele (sonido quitado). Le damos (a regañadientes) una galleta a una niña que está por allí también. Cuando se nos acaban, una madre que ha llevado su hijo con posible rotura en el brazo, nos ofrece una de las suyas.

- Ves como hay que compartir? - sigamos teniendo valores hasta en momentos extraordinarios.

Al final nos toca pasar. Un médico muy alto acompaña a la médico de antes. Aysha le dice que no quiere que le pinchen y medio protesta un poco. Él, hace de poli malo y le cierra la boca de manera algo brusca después de decirle que sólo le van a mirar. Llegamos a la sala donde evalúan la herida.

- Esto van a ser dos puntos, se los pones y cualquier cosa me avisas. - y se va.

Y procedemos. Quédate ahí tumbada, una enfermera le sujeta la cabeza, yo las manos y el cuerpo en general. El no saber qué pasa, qué le van a hacer, es lo que le pone más nerviosa, no le gusta.

- No pasa nada amor, son dos tiritas nada más, cuéntame cómo te llamas? - la médico tiene acento sudamericano, muy dulce, pero no surte demasiado efecto.

- Aysha, begiratu neri, no pasa nada. Mira, has visto? habla como Ariel! - la enfermera se ríe. - mejor hazle caso, que si no viene el otro médico feo, ese malo de antes eh? - creo que no entiende lo del acento, sí a lo de que venga el "poli malo".



- Qué me están haciendo? me están cosiendo? - ha visto el hilo, que por cierto, la médico maneja con verdadera soltura con las pinzas para hacerle varios nudos a cada punto. Hace dos, y parece que ya termina todo, pero no, el medio no queda tan cerrado como debería, así que va un tercero.

- Tranquilo, que no le está doliendo, eh? Nota que le estamos haciendo algo, pero no le duele. - me dice la enfermera.

Tarda más de lo previsto, y cuesta convencer a Aysha de que "ya se termina". Se lo hemos dicho demasiadas veces ya, como lo de "sólo vamos a mirar". Pero se acaba, y la herida queda perfectamente cerrada. Las dos partes de la carne que antes estaba abierta, ahora está cerrada. A cal y canto.

Nos dicen que esperemos un poco, que nos darán los papeles de salida y un par de indicaciones; cosa que hacemos con más capítulos de dibujos animados (estos ya no los reconozco...).



Unos minutos más tarde, ya podemos irnos. Las indicaciones son lavar la herida todos los días con un suero, vigilar que no tenga fiebre, y que la herida no supure o tenga pus. Y acudir en 5-7 días a nuestro centro de salud para que le quiten los puntos. Ah! y pegatina de "me he portado muy bien".

- Ya está, amor, viste que no ya se terminó? Chocas? - y choca medio a medias. - Se puso muy nerviosa, pero se portó muy bien, eh? fue muy valiente.

Volvemos a casa.

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Una semana de limpiezas y cuidado, ayer le quitaron los puntos, que se habían empostillado y hubo que liberar con vaselina (esta parte ya me la perdí un poco). La enfermera de Durango le quita dos, el otro ha debido de caerse sólo.

Y volvimos a la normalidad de la piscina.

Y esos tres puntos nos han caído en nuestra experiencia de (p/m)aternidad.

5 años después, volvimos a Crices, a ver si no volvemos al menos en otros 5 más.