Un país de emperdedores


Hace unos meses tuve la oportunidad de ver un vídeo en el que se hablaba de la nueva realidad del siglo XXI en cuanto a trabajo y proyectos de vida se refiere. En él, se hablaba de que la tendencia es cada vez más a que muchos profesionales converjan para un/os determinado/s proyecto/s con el/los que se sienten identificados más allá de una implicación "de trámite" y que colaboren para sacarlo adelante con toda su pasión en el asador, momento tras en el cual, los profesionales divergen de nuevo cada uno a su olivo.

Una vez terminado, o tal vez un poco antes de que esto suceda, la búsqueda de nuevos proyectos comienza y de nuevo el ciclo buscando a dónde converger.

Este nuevo modelo, decían, va a terminar con los trabajos "de toda una vida" que terminan por hacer infelices a quienes los han "sufrido" en el siglo XX, y nos va a abrir todo un mundo de posibilidades laborales en un ambiente de continua búsqueda del "proyecto de tu vida" que lo hace todo excitante y aventurero.

Hacer un par de días tuve otra oportunidad de pensar en aquel concepto. Risto Mejide, ese icono de la identificación de las oportunidades entre la morralla, ha publicado hace unos días un artículo que incide lateralmente en la misma idea: si no te emplean, empléate a ti mismo.

Y suena genial, ¿no?

Busca aquello que te apasiona, que hace que te levantes de la cama cada mañana, eso que te hace especial y diferente (no es lo mismo...), y dedícate profesionalmente a ello. Ah!, pero como autónomo, que eso de ser empleado no se lleva nada.

No busques trabajo, dicen mezclando dos conceptos como trabajo y empleo que no tienen por qué ir de la mano. Sólo conseguirás frustrarte, dicen, cuando no te salgan las cosas buscando trabajo. Sé tu propio jefe, dicen, tu director general, eres la única empresa que no te despedirá nunca.

Tiene sentido, ¿verdad que sí?

Sólo que, como toda venta, este intento de vendernos la solución ideal tiene un potencial lado oscuro que no se muestra intencionadamente.

Y es que no está claro que buscar clientes (alguien dispuesto a pagarte por algo, precisamente en el entorno de agarrada de machos en la que nos encontramos) sea más fácil que buscar trabajo; y mucho menos que sea menos frustrante. Aunque, oye, desde luego no te despedirás a ti mismo, tal vez sólo te arruines, pero no pasa nada, lo vuelves a intentar, y por el camino... bueno, por el camino haz régimen, alquílalo todo para no atarte a nada, y desvívete por sobrevivir en una jungla que esa sociedad que debería velar por todos ha puesto ahí para ti y todos tus compañeros, pero para ti el primero, claro, que eres especial y único.

Pero no pasa nada, siempre podrás aprender rápido que ser bueno no basta para vender, tendrás que entrar en su juego de medias verdades y mentiras diluidas al 50%. No pasa nada, hoy comercial, mañana todos agarrados por los huevos. Tal vez no sea necesario cubrir una necesidad, tal vez baste con generar una nueva, o hacerles creer que me necesitan por encima de todo. Muy ético todo, ahora piénsalo con nuevas drogas y ya cierras el círculo.

Porque, no nos engañemos, todo esto suena tan bonito porque otro alguien te lo cuenta. Si lo piensas por ti mismo, genial, que no es cosa de coartar a nadie; pero cuando alguien te viene a contar que de verdad que esto es el mundo de la piruleta aquí fuera, que salgas de la cueva donde te pintan que estás encerrado... nadie va contando al mundo las gangas que va encontrando por ahí, ¿a que no?

Plantear un escenario de relaciones laborales al estilo empresarial no tiene nada de intrínsecamente bueno. Todos los problemas "del siglo XX" que se pretenden resolver no están implícitamente corregidos porque sí.

Si fuera más fácil conseguir clientes que conseguir un empleo, ¡habría empleo para prestar los servicios y productos vendidos! El gran problema de la crisis no es tanto producir como encontrar a quién vendérselo. Pues nada, inundemos el país de gente intentando vender, que parece que va a ser la salida.

Nada de contratos, nada de seguridad para todas las partes, nada de compromisos por los dos lados. No. Todos autónomos y si hoy te necesito, no será necesario que mañana pierda el sueño por ti. Usar y tirar.Si mañana eres demasiado caro, en el mejor momento te sustituiré por otro más barato (porque dará igual si es peor). Antes te daban 45 días, ahora mejor ni decirlo, lleguemos a cero, que es mucho mejor, ah! y si es con facturas pendientes ni te cuento. Eso sí, el IVA y la cuota de autónomos adelantados.

Y no me vale eso de "si eres bueno no te echan". Claro, por eso en los EREs los últimos suelen ser habitualmente los primeros. La necesidad crea el órgano, y siempre ha sido más fácil abandonar al perro que enseñarle a no ladrar a los vecinos.

Pero razón lleva Risto en una cosa. Trabajo hay, lo que no hay es empleo. Y no lo hay porque nadie necesita producir nada porque no tiene a quién vendérselo, precisamente porque la gente que no tiene empleo no consume. Es un círculo de interacciones retroalimentado que no se pretende corregir, sino llevar al siguiente nivel.

No esperes llevar una vida divida en 8h de trabajo, 8h de sueño y 8h de ocio (en el sentido más amplio de la palabra), eso es muy siglo XX y tú eres un/a moderno/a. Mucho mejor olvida todas esas soflamas rojillas y únete a la gran estafa del siglo XXI. Tira a la basura los derechos que tus dos generaciones tanto lucharon por dejarte, deja que ese (mal) llamado (ahora) estado del bienestar se transforme en lo que les interesa a aquellos que están primeros en la línea de salida.

Pero recuerda, nunca, nunca te hipoteques, hasta que te vuelvan a decir que sí lo hagas, eh? no sea que, por un casual, como está pasando ya prácticamente todas las semanas, terminen desahuciándote y te veas en la necesidad de despedirte a ti mismo de tu propia vida.