Mi incansable compañera

Sí, si ayer hablaba de mi infatigable (y sucio) compañero masculino, hoy toca hablar de la que últimamente se ha convertido en mi infatigable compañera.

Admito que nunca he sentido una especial predilección por ella, aunque tampoco es que la desdeñara como muchos jóvenes hacen.

Como estaréis adivinando, sobre todo a los que también os acompaña, estoy hablando, cómo no, de la corbata.

Recuerdo que mis primeros escarceos con esta altiva dama se redujeron a un par de bodas en las que, haciendo gala de mi habitual saber estar, solía ser el único que iba con corbata. Mientras el resto de la juventuza alucinaba y trataba de hacerme sonrojar por vestir tan estirada prenda, yo lucía mi colgajo con todo el desparpajo de quien se sabe vestido en condiciones para la ocasión.

Aunque después sólo sacaba la corbata que robé a mi padre para este tipo de actos, cno el nudo ya hecho, claro, para no tener que aprender.

En la vida diaria no encontraba el momento, ocasión ni ganas si era por una cuestión de entrevista de trabajo o similar, pero ahora, por políticas de empresa que no acabo de comprender del todo bien, a los especimenes masculinos nos toca lucirla cada día, y a poder ser, no siempre la misma.

Así pues, he rescatado aquella vieja corbata de su oscuro secreto acerca de su condición sexual (sí, salió del armario) y me he visto a comprar otras para que me acompañen como es debido.

Y claro, es normal, que un neocorbatado se enfrente a situaciones curiosas que nunca antes tuvo que afrontar.

Por ejemplo:

1.- ¿Sabéis lo jodido que es lavarse las manos con ella colgando? Sí, con la tendencia a inclinarnos hacia adelante, la puñetera tiende acercarse peligrosamente a ese espacio que queda entre el lavabo y el final del mármol, que suele estar mojado siempre, acechando a las insensatas corbatas que se adentran en un baño. Tener que lavarse las manos por separado, o introducirla temporalmente por el hueco interbotonal de la camisa son las soluciones más socorridas.

2.- ¿Sabéis esos días en los que alguien trae pastelitos y champán para celebrar algo? No sé si es una conspiración, pero los pasteles siempre están al inicio y los vasos de plástico al fondo de la mesa, con lo que al ir a coger uno para echarte algo de beber, la nata de los pastelillos salta para ver quien es el que te la pringa. Ojo a esto, compañeros. Coger las cosas con una mano es la única solución (la otra sujeta la corbata pegada al cuerpo).

3.- Pero claramente, el rey de los estorbos cuando se usa corbata es cuando, como siempre que has hecho, te tomas unos minutos para sentarte a reflexionar en la taza del WC. Si por casualidad te la has dejado demasiado larga, tus dos colgantes se amarán sin remisión. Aquí lo mejor es casi echársela por encima del hombro y que te deje un rato tranquilo... la corbata digo...

Pero bueno, pasados estos baches, ahora mismo casi que ni la siento, cuelga de mi cuello con un grillete que me recuerda que no soy libre, aunque cuando termina el día relaja su apretujado abrazo y casi que queda sexy y todo. Bueno, probablemente le quede sexy a alguien, pero sinceramente no creo que a mí.

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Admito que la corbata no me queda con a ella, la verdad...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas tardes,

Antes de nada, y aunque sea con retraso, ¡Felicidades!
Bueno, voy a ser breve que tengo poco tiempo, y además tengo que escirbir un mail sobre una cena.

La solución (no perfecta) para el problema con tu compañera es el viagra. ¡Ah! No (ano), eso es para otro problema. Ahora en serio, prueba con el típico alfiler de corbata. Realmente, esa es su función. También evitará que te dé collejas la corbata cuando hace mucho viento. Te lo digo por experiencia.

¡Ah! Y lava el coche de una vez, que esa foto sobrepasa todos los niveles aceptables incluso para los más vagos!!!!!

Gorka dijo...

Lo sabía, lo sabía!

Sabía que me olvidaba de ese detalle insignificante pero necesario :D

Gracias por el comment y por el consejo.

¿Y nada que decir de la rubia...? ¿Estás bien?

; )

Salu2!

P.D: Prometo una foto del coche limpio para... cuando esté limpio.

Anónimo dijo...

Ay, tener que recurrir a lo evidente.
Peaso hembra. Tiene un aire a nuestra toc-toc, (o al revés), que por cierto, acaba de pasar por aquí.
Me voy que me pongo malo...

Coase dijo...

Como victima también que soy de la dictadura de la corbate, te desaconsejo el alfiler. Está algo desfasado. Para los casos que comentas es mejor colocar el final de la corbata en el bolsillo de la camisa.

Un saludo, coase