Muerte de un feriante
A medida que pasan los días, Kay parece más recuperado. Hemos bajado la dosis de cortisona y la frecuencia de las inyecciones (cada dos días). La placa de control dio muy bien, y esperamos que la del lunes que viene sea aún mejor y que este suceso que hemos padecido todos se quede en un momento de crisis, una anécdota que contar cuando enterremos a Kay pasados los diez años de edad...
Quien no va a tener otra vida que gastar, al margen de Lucía, la de los Serrano, que va a morir hoy para que Belén Rueda pueda dedicarse de una vez en serio a su carrera como actriz, es un ilustre cómico de este país, que ha pasado a mejor vida, dejando atrás este plano de existencia.
Ha muerto José Luis Coll, el de Tip y Coll, siguiendo los pasos de su compañero de fatigas.
Sus números más famosos, como aquél en el que se explicaba cómo llenar un vaso con agua en castellano y en francés, fueron míticos, de un humor absurdo y psicodélico que después recogieron y pasaron por la turmix Faemino y Cansado. Para mí, que de pequeño no acaba de entenderles, pero que con un poco más de edad, cuando TelaHínco estaba en pañales y las Mama Chicho campaban por las ondas, ya me despiporraba.
Decía que hoy, Coll ha muerto, a los 75 años de edad.
Descanse en paz, que seguro que ahora se habrá juntado con su inseparable Tip, haciendo las delicias de quienes descansen al otro lado del muro.
Ahora supongo que tendremos un bombardeo de dvds con lo mejor de la pareja, reedición de algunos de sus libros, y programas especiales... o no, en una parrilla televisiva que incumple sistemáticamente el código de autorregulación que se autoimpusieron las cadenas de televisión. Cuanto bien les haría a la juventud descubrir vida más allá del A tu lerdo o humor más allá de los calvos de Shin Chan...
En fin, una pena, aunque hace unos años que no sabíamos nada de él.
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