El día D

Supongo que el día D más famoso de la Historia tuvo lugar allá por la segunda guerra mundial (sin mayúsculas...). El desembarco de Normandía, llevado al cine (Salvar al soldado Ryan) y a los videojuegos (Medal of Honor, cuántas horas...) de manera brillante, tiene el reconocimiento de todos, por su importancia, como el día D por antonomasia.

Seguido de cerca se encuentra el día de nacimiento de este blog, pero eso ya cada uno tiene su propio día D; un día en el que algo le cambió la vida para bien o para mal. Normalmente, se dice que los efectos de cualquier acto en la felicidad de una persona no van más allá de los pocos meses. Pero un día D no es cuando te atracaron, o te regalaron un coche. No, un día D, de los de verdad, es uno de esos en los que algo pasa que cambia el devenir del resto de tus días para siempre.

Si el desembarco no hubiera sido como fue, tal vez ahora esto se estuviera escribiendo en alemán...

En fin, que creo que todo el mundo tiene uno o varios de esos días D en su vida. Lo curioso es que todo puede ser ocasionado por algo tan grandioso como que te toquen una porrada de millones, o algo tan sencillo como que ella te mire por primera vez, o que te caigas por unas escaleras. Sendas situaciones pueden cambiarte la vida o quedarse en una anécdota, pero dependiendo de las circunstancias, pueden ser detonantes de un día D.

Para quien esté pensando en qué días D he tenido yo, se va a quedar con las ganas, porque no pienso decíroslos. Cada uno tiene los suyos y el que quiera aportarlos en forma de comentario, bienvenidos sean, pero no, los míos se quedan dentro del armario... y no, no tienen nada que ver con salir de él...

Sólo estaba pensando en lo curioso que resulta cómo cambia la vida en unos segundos y sin vuelta atrás. Una elección y acabas de cambiar tu futuro para siempre.
La mayoría de las veces no importa demasiado, como tomar café con leche de máquina o un sólo en el bar de abajo, pero estas nimiedades pueden acabar en detonante de un día D si resulta que la leche estaba envenenada y mueren todos los que la tomaron.

La insoportable levedad del ser, una vez más, a la palestra.

Por otro lado, suele ser jodido que un día D deje de serlo. Si algo te marcó lo suficiente como para no volver a probar la ginebra (todo el mundo tiene asco a una bebida alcohólica por un pedal que pilló a base de esa bebida...), pero pasados los años vuelves a tolerarla, es que no fue un verdadero día D.

Uno verdadero tiene que ser para siempre...

¿Y todo este rollo a cuento de qué?. A modo de mcguffin que viene de ninguna parte para llegar a algo, el día D sale de la nada para llegar a conclusión y a la celebración por parte de este blog de su post número500. Para quien no haya pillado todavía lo del día D y el 500, que se pase por aquí, a ver si se le resuelven las dudas.

2 comentarios:

Tío Rubo dijo...

Entonces el Antro del Tío Rubo anda por el día CXIV.
A mi me da pena ver que de intervenciones militares americanas como las de la II GM hemos pasado a verlos atacar por dinero, solamente para sobrevivir como potencia económica, salvar a su inflada moneda y mantenerse en la cima del mundo a costa del sufrimiento ajeno.
Qué triste, coño...

Gorka dijo...

Que no, que no te enteras, en el siglo XXI lo que molan son los ataques preventivos contra los terroristas antidemócratas que pretenden imponer su estado islámico en nuestro territorio...

... o algo así...

Triste es, sí, es como una nueva era de guerra fría, cambiado el enemigo soviético por otro que hacen parecer mucho peor...

Salu2