Camino a la Gloria
Hace unos días vi una de esas pelis americano-deportivas en las que un deportista o un equipo que lo hace fatal acaba ganando gracias al buen hacer de un nuevo entrenador cuasi-acabado y medio alcohólico. Los valores como el trabajo en grupo, el respeto por uno mismo y los demás y el esfuerzo recompensado rezuman por cada uno de los fotogramas de estas películas.
Suelen ser bastante patrañosas, del estilo de las peleas del Van Damme, que primero recibe una manada de hostias, pero cuando le pegan a la chica se rebela contra los elementos y acaba repartiendo hasta a un señor de Murcia que pasaba por allí.
En estas pelis, el equipo de béisbol de chavales, o el de fútbol americano de presos, o el de fútbol de chicas, pasa de ser el peor a ser el mejor, y esa que vi, Camino a la Gloria, pasa un poco lo mismo.
Una pequeña universidad que cuenta con un equipo de baloncesto más pequeño aún, recibe a un entrenador de chicas de instituto para llevar al equipo. Como no hay mucho dinero para fichar, ni se tiene el prestigio de otras universidades, al buen señor le cuesta encontrar buenos jugadores que quieran ir a su equipo. ¿Solución? Fichar negros.
Hoy casi todo el mundo sabe que los negros, racismos al margen, son mejores jugando a baloncesto. Bueno, ahora España es la campeona mundial, pero en la NBA los blancos son los menos. Digamos que físicamente están más preparados, otra cosa es lo que hagan con ese físico.
Bueno, que me desvío, el asunto es que la historia es allá por los sesenta, y en El Paso, Texas, de modo que las consideraciones racistas llegan al extremo de una frase que se dice en una escena de la película:
... ya sabes como es esto, como mucho pones a uno de titular, dos a la vez durante el partido, tres como mucho si el partido está ganado...
Pues bien, este entrenador, pasa por encima de todo y de todos, y se monta un equipo con 7 negros traídos desde Nueva York o Detroit.
Y, claro, acaban ganando a Kentucky, una de las universidades más laureadas, y que se muestra con un entrenador racista y cabrón. Se riza el rizo cuando el entrenador decide que, para darle más en los morros, va a jugar solo con negros. Ea, si no querías taza, taza y media.
Esto no pasaría de una peli sin más si no existiera internet, y pudieras echarle un vistazo al equipo de verdad, a la historia de verdad, y ver que la peli, por esta vez, no es una fantasmada, sino un cuento donde David se carga a Goliath, y no estamos hablando de deporte, sino de racismo.
Y si encima te gusta el basket y ves a jugones como Jo Jo White o Pat Riley mostrados en sus tiempos más mozos, la sensación de estar viendo un documental histórico ya es la leche.
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