Fumar es un placer
El viernes pasado, se aprobó la nueva Ley Antitabaco por la cual, a partir del 1 de enero próximo, entre otras cosas, se prohíbe fumar en los lugares de trabajo y se obliga a los hosteleros con locales de más de 100 m2 a tener zonas específicas para fumadores (los de menos tendrán que poner un cartel en el que se diga se si puede fumar en ellos o no).
Normalmente estoy a favor de que no se fume, más que nada porque no fumo ni prácticamente nadie de mi entorno lo hace. Pero escuchando GomaEspuma mientras iba para casa el viernes, comentaban con la ministra que en los lugares de trabajo se debería mantener un lugar para ir a fumar, para mantener la libertad de quien quiera meterse su chute nicotínico habitual a sabiendas de aquello de fumar mata.
Hay varias cuestiones al respecto de todo esto que me resultan comentables.
Para empezar, que no se fume en el trabajo me parece bien. Sobre todo si hay cierta aglomeración de personas en una misma sala, porque no es lo mismo que fume uno solo en un despachazo bien ventilado con ventana y todo en el que sólo se come el humo su dueño a que se fume en una sala con 30 personas aguantando el vicio de los demás. Una vez más todo se reduce a un poco de sentido común y respeto por el prójimo, pero ya se sabe que si no se ponen estas cosas por ley, hay gente para todo y se acaba aguantando más de lo debido.
Por otro lado, dejar en manos de todos la responsabilidad de denunciar a quien fume donde no se debe es un poco triste. Todos carceleros de todos, chivatos de pro en aras de un aire más limpio... Señor agente, señor agente, Peláez está fumando debajo de la mesa! - qué triste, ¿no?
Además, si hay que dejar de fumar en el lugar de trabajo, ya puestos, ¿por qué no se pone en el convenio que al que se le pille fumando cinco veces se le puede despedir gratis? Y más aún, si viene el fontanero a arreglarte una tubería y tu cocina se convierte en su lugar de trabajo, ¿no se puede fumar en tu cocina? ¿La vecina chismosa del quinto te puede denunciar? ¿y al fontanero?
Está claro que fumar es objetivamente malo. Oí este fin de semana que si no se fumase el cáncer de pulmón prácticamente no existiría. Pero hay quien asume ese riesgo (o certeza) y sigue fumando (el de GomaEspuma, por ejemplo) de modo que se pide un habitáculo para seguir haciéndolo en el trabajo. Me parece bien que la libertad individual encuentre caminos por donde asomarse, y este creo que es uno de ellos, de modo que igual que existe la hora del café, no sé por qué no se admite el cuarto de fumar. Claro que a todos esos que dicen eso de son mis pulmones y hago lo que quiero, les diría que después, cuando le dé un infarto o tenga los pulmones destrozados, que no vaya a la Seguridad Social, que también es mi dinero... Es decir, que si eres libre de matarte, luego no pidas a papá estado que te solucione la papeleta... claro que a más de uno esta idea le vendría bien, por aquello de los seguros privados. En fin, paga para matarte, y paga más para curarte...
Pero bueno, que me desvío del tema.
Con lo de los locales de hostelería no tengo muy claro si me parece bien o mal. Por ejemplo, en los restaurantes me parece bien que no se fume, no ya por el aire, sino por la higiene con la comida. Pero en los bares, si ya se decía en que Euskadi se moja poco (esto sí que es el auténtico problema vasco), si se quita la típica excusa para entrarle a alguien de ¿tienes fuego? ya apaga y vámonos...
Más en serio, diría que abrir bares (normalmente de menos de 100m2) para fumadores y para no fumadores me parece un poco chorrada, no sé, es como abrir guetos; aunque lo mismo se inician nuevas tradiciones en plan hoy vamos de sanos y hoy vamos de fumetas... no sé...
Aunque una vez más, queda en manos de los dueños el pedir a la gente que respete el cartel de turno... si es para no fumadores y alguien se pone chulo, ¿dónde encuentras a la autoridad a las 4:30 de la madrugada?
Lo mejor de todo me parece la prohibición de publicitar tabaco a los menores. Y es que me parece que es la única cosa que afecta a las compañías tabacaleras, que son las que, en el fondo ganan dinero a costa de producir una dependencia, cuanto más temprana mejor, de sus productos en sus clientes.
Comprendo que no se prohíba fumar en su totalidad, ya que daría lugar a un mercado negro incontrolado (quiero decir, mayor al que ya hay; y, de hecho, estoy por la legalización de las llamadas drogas blandas) y problemas de base en cuanto a libertades se refiere. Lo que no comprendo es por qué se hace tanto hincapié en las acciones a acometer en cuanto a dónde y cuándo se puede fumar y no en las tabacaleras (que si se hace, no se dice), que son las que se llevan la pasta.
En fin, que lo que me parece bien de la ley es el fondo (fumar menos) pero no la forma. Supongo que el ir subiendo los impuestos del tabaco está bien, porque así todos nos beneficiamos del vicio de unos, y lo que desde luego sí que haría es gravar a las empresas tabacaleras con un impuesto especial para sufragar todo el daño que producen aunque sea sólo a nivel económico. Es decir, si lo que tú vendes nos va a costar x mil millones en enfermos de cáncer, etc. creo que es justo que seas tú el que lo pague (al menos en parte, la otra la debería pagar el propio afectado) y no la sociedad en su conjunto.
Claro que a lo mejor, es posible que a las tabacaleras no se les pueda tocar el negocio... no sé.
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