De buenos y malos... políticos
Buenos y malos los hay en todas partes y en todas las áreas que nos podamos imaginar. En política, es, probablemente, el primer sitio que se nos ocurre donde esto ocurre.
Hoy, tenemos un ejemplo de buenos y malos, independientemente del color del cristal ideológico con el que mira el mundo cada uno.
Porque se podrá estar de acuerdo con el nuevo estatuto aprobado en el congreso (ahora pasará al senado, donde los opositores son mayoría...) o no, pero todos estamos de acuerdo en que son buenos políticos al hacer las cosas como se deben.
Ayer por la mañana oí a Federico despotricar contra el gobierno (una vez más...) por el tema de los contratos de los funcionarios, aduciendo que esto le iba a representar un millón de votos menos al gobierno actual. Ya se vio ayer que estoy, en principio y a ver cómo se aplica, a favor, pero esto es irrelevante a la hora de ver si un político es bueno o no.
Seguro que muchos estáis pensando en que como estás en contra del matrimonio gay, o de que los funcionarios ya no tengan el puesto asegurado de por vida, ZP te parece un político malo, pero nada más lejos de la realidad.
Piénsalo, puede que no estés a favor del viejo Plan Hidrológico Nacional, pero eso no quita para pensar que Aznar no es un político malo. Ni siquiera por la guerra de Irak, son decisiones con las que uno puede estar de acuerdo o no, pero son tomadas legítimamente por el dirigente (político, por extensión) de turno. Puede hacerlo, y lo hace.
Eso no lo define como malo.
Lo que define a un político como malo, es el putiferio que se andan en Marbella desde que Gil (y el GIL) han convertido, a cada legislatura, la ciudad en su cortijo particular donde pegar pelotazos inmobiliarios, robar a espuertas y enriquecerse tanto como ennegrecerse la honradez.
Visto así, no me lo neguéis, el resto parecen buenos...
Por mucho Estatut, Prestige, Afganistán, venta de armas a Venezuela que haya, lo que realmente pudre a la clase política es la corrupción.
Y en este dudoso arte en un país como el nuestro, con esa cultura del pícaro, del bribón casi bien visto si no es a ti a quien jode, del pelotazo a lo Mario Conde, parece que tenemos a los mejores de Europa; como siempre, los mejores del mundo siguen siendo los de los USA (y tira).
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