Civilizando

Ayer hizo 70 años del inicio de uno de los episodios más tristes de la historia de este país: la guerra civil.

Hoy en día casi todo el mundo tiene un abuelo que murió en esa atroz contienda, o que sufrió algún tipo de herida de la que pudo vivir el resto de sus días... dependiendo de en qué bando se la hicieron.

Últimamente se ha hablado mucho de si realmente fue hace 70 años cuando empezó todo, porque hay quien piensa que en realidad la guerra empezó en el 34, con unas, según los interesados, controvertidas elecciones.

El asunto es más que espinoso, y ha estado a buen recaudo de todos hasta que se ha empezado a hablar de la recuperación de la memoria histórica. Es obvio que la historia la escriben los vencedores, de modo que no deja de ser necesario, creo yo, no dejar en el olvido la historia de los vencidos, que es la otra cara de la moneda. Independientemente de los gustos de cada cual (hetero o gay...), creo que es sano tener al menos dos versiones de un mismo hecho para poder intentar ser objetivos al juzgarlo.

En un intento de despegar la tirita de las heridas para ver como van cicatrizando, el gobierno ha podido comprobar que el tema no está ni de lejos maduro como para poder recuperar la memoria histórica sin que salten los de siempre a decir que la historia está bien como está.

Como si la historia de la mitad de la población, como tanto les gusta decir en otros asuntos, diera igual. Nunca el país se dividió tanto, las dos Españas, y sin embargo, los vencedores siguen negando el pan y la sal a los vencidos. Aunque tenga que ser a costa de cercenar la historia reciente.

Porque eso es lo que es.

¿No debiera ser tan importante que todos tuvieran voz? Luego ya que cada uno esté de acuerdo con lo que esté, que ese es otro cantar. Puede que esté de acuerdo o no, pero eso no debería importar a la hora de asegurar que todos pueden hablar. Porque defender el derecho de todos es el mejor modo de defender el derecho propio a contar su propia historia.

Hace un par de días vi una noticia acerca de la recuperación e identificación de cadáveres encontrados en una fosa común en Burgos. Muertos de la guerra civil, seguro, no sé si de un bando o de ambos.
La cuestión es que la identificación por ADN se estaba realizando en una Universidad por la patilla, porque no hay fondos dedicados a sacar de las cunetas la historia de los fusilados en cualquier esquina.

No tengo que lamentar no haber tenido algún abuelo por perderlo en la guerra, pero la emoción de los lugareños al poder, al fin, enterrar los restos de sus parientes en los cementerios, habitualmente al lado de hermanos o familiares cercanos de los muertos, creo que vale lo que haga falta (si se está haciendo gratis, no creo que sea demasiado caro tampoco).
Sean de un bando o de otro, sean buenas personas o no, saberlo todo es el principio para comprenderlo todo.

Emulando al Benedicto 16, Bono preguntó dónde andaba Hank en esos días. Puede parecer que se tomó unas vacaciones desde el 36 hasta el 75, porque anda que no pasaron cosas malas durante esos años en el mundo, pero de igual modo que ahora nos acordamos de aquellos horrores que nos tocaron tan de cerca, hoy en día, en el mundo, siguen abiertas muchas heridas, no tan lejanas, de las que nadie se preocupa si Hank anda cerca o no.

En fin, que dentro de la polémica que siempre se suscita con estos temas, celebremos que ya hace 70 años del penúltimo enfrentamiento fratricida sufrido por el país... aunque casi 40 fueran bajo el yugo de una dictadura (como siempre, más dura para unos que para otros).

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