Educación Religiosa
En algunas otras ocasiones he debajo caer mi reticencia cuando un estamento como la iglesia (permitidme no ponerle la mayúscula) se mete en temas de política que nos afectan a todos.
¿Tribunal con garantías?
Para mí pensar en que se apliquen postulados religiosos para defender que no se pongan máquinas expendedoras de preservativos en los institutos cuando el sexo en adolescentes es una cuestión a afrontar, o el no subvencionar actos de otras religiones con la discriminación que eso supone me parece totalmente fuera de lugar en una democracia moderna. Es como lapidar a una mujer por adúltera o permitir la violación de una hermana para subsanar una afrenta de un hombre a otro.
Es curioso cómo todos aquellos que ven el fanatismo en otros, no ven el suyo propio al promover, por ejemplo, escuelas privadas que tienen el derecho de no admitir a alumnos que sean hijos de la inmigración. Esto para mí es un terrible acto de racismo. Una semilla del odio que hace que crezca poco a poco el hartazgo de quienes en el futuro puedan cometer actos vandálicos como los que últimamente asola París (y demás) que comentaba ayer.
Claro que siempre es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que no la viga en el propio.
Ahora la iglesia se quiere meter en el tema de la educación. - ¿Ahora? - pensaréis muchos. Cierto, desde siempre hemos sufrido una asignatura de religión en los colegios. Esto, que en los colegios privados no debiera ser motivo de discusión (lo privado es lo privado), sí lo es en la enseñanza pública.
El gobierno del PSOE ha dado marcha atrás a la reforma del anterior gobierno del PP, para tratar de poner su propio plan.
Tengo sentimientos encontrados, porque cada plan parece peor que el anterior, lo ponga quien lo ponga, pero desde luego, los que sufren (sufrimos) los cambios son (somos) los alumnos. En ese sentido defiendo a los alumnos, pero sé también, que no me chupo el dedo, que a alumno que no quiere aprender no hay maestro que le enseñe, así que creo que a mí me gustaría encontrar un plan en el que no se corten las libertades de aprender o no a los alumnos. Y no se trata de tontos y listos ni de aptitudes, sino de actitudes.
No conozco los detalles del nuevo plan, pero hay algo que se va a cambiar del que se pretendía poner desde el PP que creo que es un paso adelante: la selectividad.
No sé si lo he comentado, pero la selectividad es como las paperas. Lo pasas mal unas semanas cuando te toca, pero al final pasa y pasados unos años ni te acuerdas. ¡Ojalá todo lo malo que te puede pasar sea como la selectividad! El PP pretendía permitir exámenes particulares de cada universidad. Esto ya existe en universidades privadas como las del OPUS (qué casualidad), en las que se hacen exámenes y entrevistas personales y la selectividad parece importar poco.
Un rasero para todos evita, además, que haya criterios poco claros a la hora de admitir o no a un alumno por motivos poco éticos o legales (como confesarse seguidor de determinada religión).
La iglesia, no sé demasiado bien por qué, se opone a la nueva ley.
El 12N hay convocada una manifestación a la que el PP ha dado su apoyo, amén de otras agrupaciones tan poco carcas como el Foro de la Familia. ¿Dios los cría y ellos se juntan? Ya te digo...
Tampoco quiero entrar demasiado en las razones que llevan a unos y a otros a defender o atacar el nuevo plan de estudios, que ya digo que no me lo sé demasiado.
Lo que realmente quiero comentar es el hecho de que la iglesia se meta donde no debiera. Por supuesto que como estamento que rige los designios de la mayoría de las almas del país puede tener opinión, incluso voz en los medios, etc (ya tiene voz, y vaya voz...), pero lo que no me parece bien es que se ataque a un proyecto de ley de educación en base a criterios religiosos, de igual modo que tampoco me lo parecía cuando se aprobó la ley de matrimonio de personas del mismo sexo (parece que hay cierto tabú aún hoy con la palabra HOMOSEXUAL).
Manifestación en contra de cierta actividad del gobierno con la que no se está de acuerdo, ok, motivos religiosos para no estar en contra, no ok.
Tribunal religioso haciendo de las suyas
Entre otras cosas, porque esa ley es para todos, no sólo para la mayoría, de modo que si yo soy musulmán, judío o idiota, no tengo porqué aguantar que a mi hijo se le enseñe en un colegio público (siempre hablamos del ámbito público) lo que para mí es una blasfemia. Claro que si sólo vamos a fijarnos en lo que le viene bien a la mayoría, no nos extrañemos luego cuando las minorías se rebelan.
De igual modo que no quiero que a mis posibles hijos se les enseñe radicalismos islámicos, tampoco quiero que crezca viviendo radicalismos católicos. Como el típico caso de escarnio de hijos de padres divorciados o de madres solteras (hace un tiempo, cierto, pero ha pasado y seguro que sigue pasando a nivel local).
Y lo que me parece más importante, excluir argumentos religiosos de las discusiones políticas es el mejor garante para la convivencia de las diferentes creencias que se agrupan en un estado aconfesional como en el que vivimos. Porque imponer desigualdades como la famosa casilla de la declaración del IRPF, también es discriminatorio e injusto.
... y las injusticias de hoy, son las guerras de mañana...
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