Camina siempre adelante
Ayer me ocurrió algo que no me había pasado nunca. No quiero entrar en demasiados detalles, pero, no sé por qué, me ha venido de la memoria, una vieja canción. Una de esas enjauladas en una vieja cinta (no sé si alguna vez fue nueva) de plástico y que veía la libertad en cada viaje largo que se hacía cuando era pequeño.
Caminante, no hay camino...
Cuando le dije a mi padre
que me iba a echar a volar,
que ya tenía mis alas
y abandonaba el hogar
Se puso serio y me dijo:
A mí me ha pasado igual,
también me fui de casa
cuando tenía tu edad
Camina siempre adelante
y ve marcando tu senda,
cuanto mejor trigo siembres
mejor será la molienda
No has de confiar en la piedra
con la que te puedas topar,
apártala del camino
por los que vienen detrás
Cuando te falte un amigo
o un perro con quien hablar,
mira hacia dentro y contigo
has de poder conversar
Por suerte, cuando se tropieza con una piedra, siempre tengo un perro con quien hablar, aunque sea ineviable conversar conmigo mismo y la piedra puede que en el fondo no sea tan grande como pudiera parecerme.
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