Ojo por ojo

... el mundo acabará ciego - dijo un tipo con gafas, canijo y cabeza-rapada al que no todos tomaron (y toman) tan en serio como debieran...

Después, mi admirado Ismael lo comentaba en el prólogo a una de sus canciones. Creo que ahora es un buen tema para hoy, porque cada día que pasa el mundo se vuelve más y más loco.

No sé exactamente cuándo fue; aquellos soñadores de los setenta se convirtieron en los yuppies de los ochenta, y los máximos exponentes de la cultura del pelotazo en los noventa. Como digo no sé cuándo fue, ni tampoco porqué.

Pasamos de una revolución cultural sin precedentes a un capitalismo exhacerbado, de la era de las flores a la de la guerra fría y posteriormente, a la antesala de una guerra santa (si santas pueden ser las putas guerras).

¿La historia se ha terminado?

Básicamente siempre han habido dos polos opuestos que nos ha permitido a la gran mayoría vivir en un relativamente relajado equilibrio. Se han hecho barbaridades en aras de prevalecer sobre el emenigo de turno y por uno y otro lado nos hemos ido beneficiando de la carrera espacial, de la carrera armamentística, de la carrera de galgos... Una crisis aquí, un problema allá, una cuestión al otro lado y todo el mundo salía ganando: ganando amigos, ganando adeptos, ganando muertos. En cierto modo el menos civilizado de los mundos (el primer mundo, el civilizado) no iba mal en general, unos muertos aquí y allá supongo que no parecían demasiado a cambio de tener un microondas en casa para calentarnos la leche del desayuno, o ver a los astronautas por la tele. Mientras se pegaran unos con otros, todos ganando.

La cuestión es que poco queda de aquella generación perdida y de aquellas idealistas ideas. Creo que es una pena. Creo que es porque los USA se han quedado sólos para imponer su modelo en el mundo, sin un antagonista que le mantuviera en los límites del equilibrio. Creo que hemos caído en una rendición política (parecerá más o menos, pero ahí está), económica y cultural. Y así transcuyeron los felices 90, con pelotazos de .com y bonanza general... hasta ahora...

Todos los que creyeron que la historia se había terminado se encontraron con un nuevo comienzo. No es que los países islámicos no estuvieran desde antes dando la lata por ahí, simplemente que los enemigos de mis enemigos eran mis amigos.

La maquinaria estadounidense necesita una guerra para cada generación, si no, no podrían justificar su inversión en armamento y, normalmente, un enemigo extranjero puede hacer olvidar las penurias propias del populacho (de hecho, ésta es para mí el motivo último del racismo, pero eso es otra historia).

Pero no puede ser un enemigo extranjero cualquiera, tiene que ser uno al que podamos quitarle algo, no sé, algo de oro, incienso o mirra... o todo junto, mezclado en forma de hidrocarburos aromáticos, que es lo que se lleva ahora.

Así pues nos embarcamos en Afghanistan. Enterarse a estas alturas que ese país no se cumplen los derechos humanos parece razón suficiente para intervenir (antes como no mirábamos no lo sabíamos, no te jode...), de la mano del oleoducto que se van a preparar, que tampoco es cuestión de palmar pasta... un par de semanitas de despliegue militar y todos contentos: soldados con medallas, oleoductos con medallas, y el mundo mirando hacia otro lado. Pasado un mes de terminada, nadie recuerda que aún haya una guerra allí.

Irak es la madre del cordero. Había armas de destrucción masiva (+ iva, diría yo), Sadam pasó de ser amiguete a ser el diablo, Al-Qaeda tenía mucho que ver con él (no perderse este link) y... al ataaaaaaqueeeer!!!
Casi un par de años después, mentirosos sin fronteras siguen sin hacer frente a su infamia, el mundo sigue mirando hacia otro lado, y en las elecciones democráticas iraquíes los electores están en peligro de muerte (aquí me gustaría ver a nuestro compatriota el señor Iturgaiz).

...y se mira de reojo a Irán.

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