¡Como hay dios...!

... pues no, no lo va a haber...

Conocido el dato de que el país más religioso de la tierra llama fanáticos a otros por inmolarse en nombre de su dios, acabo de encontrarme con la confirmación de que en el futuro Tratado de la UE no se va a hacer ninguna referencia a dios.

Pues me parece muy bien. Este tratado será el que sustituya a la Constitución Europea, es decir, será la futura Carta Magna de la UE. Y borrar de ella toda referencia a un determinado dios me parece como dios, es decir, me parece bien.

La UE debe ser de las personas, dios no tiene nada que ver con el marco de convivencia de las personas, sobre todo, cuando en ese marco se pretende dar cabida a dioses de religiones totalmente excluyentes. Si se hiciese referencia a dios, ¿qué dios sería ese? ¿El dios católico-judío, el musulmán, el hindú? ¿Thor y su martillo?

Recordemos, como apuntaba antes, que las religiones son excluyentes, de modo que si profesar una, eres un infiel para el resto. Vale que hay voces unionistas que prentende convencer al mundo de que se trata de un mismo dios para todos en realidad, pero esa no es la doctrina oficial de ninguna de ellas. Así pues, no se puede poner a todos juntos, sería totalmente contradictorio.

Así pues, visto que son ellas mismas quienes no gustan de juntarse, la UE debe ser consecuente y actuar como lo ha hecho: o todas o ninguna. Todas no puede ser, poco más queda por decir.

Cuanto menos se meta la religión en la toma de decisiones que afectan a la vida de la gente, mejor, la verdad.

Aunque, tampoco nos vamos a pasar como este par de individuos que la han liado en una iglesia...

... ¿o sí?

Cierto es que tal vez no se merezcan algo así, pero desde luego, las incoherencias, contradicciones y vueltas de tuerca que hay en los libros supuestamente santos, es como para hacérselo mirar...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Absolutamente de acuerdo: me parece tan absurdo poner que existe un dios como que no existe. La religión, o ausencia de la misma, que profese cada uno es cosa suya. Una Constitución para todos no puede nombrar cada fe e incluír, junto a todas ellas, a agnósticos y ateos. Y, sobre todo, un Estado democrático ha de ser laico: el poder, al menos teóricamente, ha de estar en el pueblo, y no en ningún dios (menos aún en una jerarquía eclesiástica, algo nada democrático), y no ha de tener poder para regular, o intentar regular, el pensamiento o sentimiento de nadie.

Un saludo,

Manu.

Gorka dijo...

No puedo estar más de acuerdo.

Salu2