ANV y AS, jugando a las siglas

En estas elecciones municipales que se nos avecinan, nunca mejor dicho, se presenta, según algunos, como una batalla electoral nacional. Mientras los políticos locales parece perder todo protagonismo frente a la guerra dialéctica entre los dos futuros candidatos a presidente del gobierno, algunos otros ven cercenado su derecho a presentarse a las elecciones.

Todos sabemos que la relación entre ETA y la izquierda abertzale es, cuanto menos, cercana, de modo que aquello que dicen de que ETA se presenta a los ayuntamientos no deja de ser relativamente cierto.

Esta vez, la antigua Batasuna se ha intentado presentar como AS (Abertzale Sozialistak), y ha visto su intento parado de plano por el Constitucional. Que la ley de partidos se cumpla me parece bien, aunque algunas de las cosas no me parezcan del todo bien.

Al igual que el PCTV en otras ocasiones, esta vez, visto su intento fracasado, ANV (Acción Nacionalista Vasca) ha recibido el apoyo de los ex-dirigentes de la antigua Batasuna.

Esto, dicen algunos, es motivo suficiente (y necesario, según se ve) para que se declare ilegal a un partido.

El gobierno, a través de la fiscalía del estado, ha impugnado las listas de la agrupación que se presentan a diferentes ayuntamientos, bajo la explicación de que es más fácil impugnar estas listas que al partido entero.

De entre todas ellas, 133 listas han sido declaradas ilegales al incluir a gente manchada por su pasado batasuno.

Esto no deja de ser curioso, porque se está declarando ilegal una (133) lista de un partido legal, como apuntaba una mujer en La Mirada Crítica. Es raro, al menos, es como si se declarara ilegal el arzobispado de X porque un cura ha sido condenado por pederastia. Si acaso el ilegal (delincuente, más bien, quien comete la ilegalidad) es la persona, no la lista a la que pertenece. Es decir, si el partido no cumple la ley de idems, pues bien, ¿pero una lista de un partido es ilegal porque contiene a un delincuente? Raro...

Dicen algunos que el mero hecho de que Pernando Barrena apoye a ANV es suficiente para ilegalizar una formación. Mi idea y consejo para Pernando es que apoye públicamente al PP, que pida el voto abertzale para los populares, a ver qué dirían entonces. ¿Ilegalizamos al PP? ¿Y si el Dioni se declara socialista? ¿Y si Bin Laden pide el voto para Izquierda Unida?

La política crea curiosos compañeros de cama, pero no sabía hasta donde se puede llegar a hacer cosas raras en aras de la misma.

Con lo fácil que sería aceptar que una parte de este país es abertzale y que una hipotética derrota en las urnas sería un golpe más en la lucha contra ETA.

La izquierda abertzale ha tenido sus mejores resultados electorales cuando ETA ha dejado (temporalmente) su actividad. Cuando ETA vuelve a las andadas, les ha ido bastante peor.

Ahora, si piden la abstención, tendrán la victoria casi asegurada...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Respecto a las listas ilegalizadas por estar "contaminadas": suponte que alguien, que no ha hecho nada malo en su vida, se apunta a una lista de ANV que, casualidad de la vida, es ilegalizada. Bien. Luego, en las siguientes elecciones, esta persona, que sigue limpia de pecado, se apunta a otras listas. Como es un proviene de una lista ilegal, también la contamina, luego habría que prohibirla, ¿no?. Bueno, consiste en meter a gente de listas ilegalizadas en listas de PSOE, PP, PNV, IU, NB, CiU, PA... a ver que pasa. Y, claro, que luego salga Otegui pidiendo el voto para cualquiera de esos partidos, a ver si los ilegalizan. Además, la ley de partidos me parece una aberración: no creo que ningún partido político deba ser prohibido por nigún concepto (nazi, racista, ultraderechoso, bolchevique, gilero...). Vale que se haga en otros países (en Alemania, los partidos de ideología nazi están prohibidos), pero eso no quiere decir que esté bien hecho. Además, me quedo con esta frase de un tal Martin Niemöller (muy conocida):

Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio,
porque yo no era comunista; cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata; cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté, porque yo no era sindicalista; cuando vinieron a buscar a los judíos, no protesté,
porque yo no era judío; cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar.

Y, puestos a prohibir, ésto. Como decía Mafalda, "me sorprende la libertad que tenemos para prohibir".

Otro pedazo de post, ¿eh?. Sorry. Un saludo (que nunca saludo, ni me despido, ni ná. Qué asco de tío),

Manu.

Gorka dijo...

Me alegro de coincidir en la idea del post.

En cuanto a la ley de partidos, supongo que depende, ¿es legal promover la inferioridad de la mujer, por ejemplo? ¿Y la de los pelirrojos?

Pero por otro lado, ¿lo es querer derrocar al rey?

Lo que sí está claro es que los partidos siempre van por detrás de la sociedad, y la mejor manera de eliminar un partido político es que se le deje de votar, así le pasó al CDS... y puede pasarle a IU...

El problema viene cuando se pretende eliminar una opción que la sociedad requiere.

Salu2!

Anónimo dijo...

Ajá... No sé si es legal promover la inferioridad de la mujer o los pelirrojos; lo del rey estoy seguro de que sí lo es (véase el punto 3 del artículo primero del título preliminar de la Constitución). Por lo que a mí respecta, las tres cosas deberían ser legales. Una idea nunca ha de estar prohibida, por absurda o aberrante que sea. Lo triste de la Alemania nazi no fue que Hitler pudo presentarse a las elecciones. Lo triste es que las ganara, y es eso lo que tenemos que hacernos mirar. El ejemplo es el CDS, sí señor. Claro que ellos no tenían a las rémoras que tienen los de la mal llamada izquierda abertzale. Que una cosa es decir que quieres la independencia de tu país, y otra muy diferente asesinar, robar, secuestrar... (ni lucha armada, ni puñetas; son asesinatos, robos y secuestros). Ése es el problema, que sigue habiendo gente que les vota y, por lo tanto, no se les puede prohibir participar, porque, en una democracia, no puedes dejar de lado ninguna opción. Y es que esa es la grandeza de la democracia, que puede permitir que incluso aquellos que la desprecian, puedan participar en ella. Si no, no es democracia.

Anónimo dijo...

Entonces, ¿aceptamos o no la Ley de partidos como regla del juego?
Vale que fue una Ley ad hoc para sacar fuera del terreno político a unas determinadas siglas, y que su aplicación se basa en unos criterios muy poco objetivos que llevados al extremo pueden sacar del terreno de juego a cualquiera...
Personalmente opino que con la llegada de la democracia a Herri Batasuna se le dejó formar parte de la vida política para que defendiese sus planteamientos por medios exclusivamente políticos y se desmarcase de ETA. Hoy, casi 30 años después, todavía siguen bajo su tutela. Me parece inaceptable en democracia este doble juego.

Gorka dijo...

A mí una Ley de Partidos puede parecer bien para, por ejemplo, no pueda crearse el Partido Pederasta.

La que tenemos ahora, ciertamente, se hizo ex profeso para el caso vasco, de modo que es una ley un poco partidista (y por tanto, mala).

En cualquier caso, creo que ETA no es sólo cuatro vándalos pegando tiros porque sí. Existen motivaciones (justificables o no, ahí no entro) que llevan a una serie de personas a poner bombas y secuestrar en aras de una añorada independencia.

Lo que sí creo es que es necesario (no suficiente) que exista una rama política legalizada y normalizada para desenquistar el proceso.

Y la Ley de Partidos no está ayudando demasiado a eso, al menos por ahora.

Salu2