Falló el infalible
"Muéstrame también aquello que Mahoma ha traído de nuevo, y encontrarás sólo cosas malvadas e inhumanas, como su directiva de difundir por medio de la espada la fe que él predicaba"
Cualquier persona con dos dedos de frente podría saber que semejante frase puede verse como una auténtica bomba en los tiempos que corren. El Islam, ese gran desconocido para occidente, ese gran enemigo de la libertad y guía espiritual para partes casi iguales de este jodido mundo, se ha sentido ofendido por estas palabras.
Y me parece normal, me parece que si no llega a ser así, hubiera sido malo. Si un musulmán hubiese pronunciado palabras parecidas, máxime cuando la iglesia cristiana, católica, apostólica y romana (todas ellas en conjunto) han ido de la mano de cualquiera de los grandes conquistadores del mundo, para hacer llegar la palabra de hank a los pobres pecadores irremediablemente abocados al infierno. La guerra santa y la santa guerra parece que son cosas diferentes, pero el cambio de los factores no altera el resultado.
Las religiones, de toda la vida, se han posicionado al lado del sol que más calentaba, a césar lo que es de césar, y a hank lo que es de hank... y a la iglesia lo de todos.
Por eso, puede que sacado de contexto, es tan alucinante que estas palabras hayan salido, citadas de la fuente original, de la boca de la máxima autoridad de la iglesia católica, el Papa Benedicto 16.
Como decía, obviamente, la comunidad islámica se ha rebotado. Admito que al contrario la reacción no habría sido tan dura, no porque la iglesia de roma sea más condescendiente con estas cosas, o porque sea moralmente superior, sino porque la sociedad en la que habita, una sociedad democrática y con división de poderes, no se lo iba a permitir.
Ya he comentado otras veces que la diferencia entre una y otra religión es el caso que se le hace. La islámica mantiene aún a muchos fervorosos creyentes que no dudan en dilapidar a una mujer adúltera, por ejemplo, pero no hace tanto que los católicos hacían cosas parecidas, como acusar de brujería y quemar a muchas mujeres, o condenar al olvido social a madres solteras.
En cualquier caso, en el que nos ocupa, creo que no se puede permitir una irresponsabilidad semejante en un alto cargo con tanto poder y repercusión. Cuando uno habla en la barra de un bar al amparo de las cervezas ingeridas, es fácil solucionar el mundo, pero a esos niveles, de un Papa quiero decir, es mucho más complejo.
No conozco el contexto de la frase, pero desde luego, en boca del Papa, puede suponer reacciones tales como la muerte de una misionera. No digo que esas palabras la mataran, que fueron algunos asesinos que iban por libre. No digo que la matara la comunidad islámica, que el Islam se basa en el amor, igual que otras. Lo que digo es que cuando uno se encuentra en un pedestal tan alto que tus palabras se escuchan y repercuten en todo el mundo, hay que tener más cuidado.
A la vista de las reacciones, el propio 16 ha salido a pedir disculpas, pero ya es demasiado tarde. El mal está hecho y lo que tarda unos segundos en romperse puede tardar años en reestablecerse. Sobre todo en la situación actual del mundo; un mundo en el que se suponía que la historia se había terminado, pero que en seguida se han encargado de encontrarle sustituto al enemigo natural.
Y estas palabras no pueden ser sino motivo de dimisión por parte del responsable de las mismas. No sé si es posible que un Papa dimita, pero si lo fuera, e incluso aunque no, creo que el bueno de Ratzinger debería volver a su Alemania natal y dejar un cargo que parece estarle demasiado grande.
Vale que se ha lamentado y pedido perdón, pero el suceso me parece suficientemente grave como para que venga otro, menos tradicional y más moderno, que sepa lidiar con las situaciones de hoy en día con técnicas y pensamientos de hoy en día.
... y que, desde luego, sea bastante más conciliador que éste ...
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