Una de Piratas

Hoy he leído el periódico de ayer y he encontrado una noticia que no sé cómo es que se me escapó.

Hace poco me han dejado un juego de esos que llegan a tus manos de manera poco clara y desde los rincones más oscuros de internet. Se trata del Port Royale 2, un juego de comercio con barcos al estilo Patrician (tuve el 2), pero donde las batallas navales deben de ser más reales y controlables.

Es de esos juegos laaaaaargos pero no demasiado aburridos en los que el objetivo es hacerse rico a costa de robarles a los pobres, como la vida misma, vaya. Puedes transportar diferentes materias (incluidas personas), especular con las materias más preciadas (incluidas personas), montar negocios de explotación (incluidas personas), etc, digamos, la vía buena. O puedes unirte al lado oscuro, que siempre es mucho más divertido, y hacer fortuna como corsario a base de piratear (en el sentido real de la palabra, como lo dice la $GA€) por el caribe.

Una cucada, vaya, para tomarte unas vacaciones de ti mismo y pasearte por el siglo XVII en pleno apogeo del imperio español en las américas, guerrear un poco y volver a nuestros días para la hora de la cena.

¡Pero silencio! ¿Qué es esa noticia que se asoma a través de la ventana? ¿Es posible que tantas horas haciendo el filibustero te haya carcomido la sesera? ¿Estarás aún jugando y no te ha dado cuenta? ¿Será que te has metido tanto en tu papel de implacable pirata que la vida real te parece un sueño?

No, es, simplemente, que la realidad siempre supera a la ficción por mucho que uno quiera inventar, y resulta que hoy en día también hay quien busca la X que marque el lugar y encontrar un tesoro que le permita retirarse.

Umm... ahora que lo pienso, eso ya lo he hecho dos veces en la piel de Guybrush Threepwood y sus Secretos de Monkey Island (1 y 2)... otra muestra más de que la realidad sigue superando la ficción... además creo que esta vez, según dicen, hay un LeChuck a lo moderno en forma de estado soberano que quiere hacerse con el tesoro que una compañía privada ha encontrado. Los liberales estarán echando chispas.

Así cavaba, así, así... así cavaba que yo lo vi

Resulta que Chile quiere quedarse con el tesoro y la empresa quiere repartirlo al 50%. Sinceramente, si la empresa no reclama el 100% me da que no las tienen todas consigo, aunque a lo mejor las leyes del tipo el que lo encuentre, pa él no se aplican en estos casos. A lo mejor un abogado o un chileno (o ambas cosas) puedan arrojar luz sobre este oscuro tema.

Manda narices, todo usuario de internet es susceptible de ser pirata y resulta que los verdaderos piratas aparecen por otras latitudes y épocas lejanas.

La empresa, que es la única que conoce el paradero del tesoro, amenaza con dejarlo allí donde está si no van a medias, así que no sé qué hará el gobierno chileno... lo mismo prefieren dejarlo donde está y buscarlo por su cuenta para quedárselo entero. Aunque puede que la empresa decida, por la misma, sepultarlo un poco más, o pones a unos gorilas vigilando, o registran el sitio para poder cobrar entrada o derechos de autor.

Los buitr digoooo abogados estarán pensando las mejores opciones para cada uno, supongo.

¿Y qué tiene que ver todo esto con una noticia de ayer?

Bueno, es que he encontrado otro ejemplo de pirateo moderno. Se trata del mundo de las operaciones estéticas, que ha llegado a unos límites completamente insospechados.

Con la proliferación de tangas y pantalones para sordos (para los que lo oyen por primera vez, son aquellos en los que se leen los labios), resulta que hay mujeres que no acaban de ver sus partes pudendas en consonancia con sus nuevas tetas, de modo que está de moda operarse los labios para que abulten menos y la ropa quede como mejor. Y cuando hablo de labios, hablo, precisamente, de los que se leen en los pantalones para sordos.


Unos labios crecen, otros no

Y es que no sé quién es más pirata de todos: los que enterraron el tesoro, la empresa que lo ha encontrado, el estado chileno que se lo quiere quedar, o el cirujano que lleva su codicia hasta estos extremos.

Amos, no me jodas...