12-S

Ayer fue 11-S, todos sabemos lo que pasó hace cuatro años, y el mundo no parece que haya ido a mejor. Pero no voy a decir nada al respecto, porque hoy toca otra cosa.

Hoy es el cumpleaños de la persona más importante en mi vida hoy; mi novia.

Le he comprado un par de regalos, pero en realidad el regalo me lo da ella cada minuto que pasamos juntos.

Puede sonar a topicazo, pero incluso en los malos momentos se ve su luz debajo de las espinas.

En enero hará diez años que compartimos fluidos, ilusiones y problemas, y de todo ese tiempo, casi cinco séptimos los hemos pasado separados.

Entre mis estudios y el posterior trabajo a una hora de nuestro pueblo, nos hemos pasado las semanas, de lunes a viernes, llevando una relación por teléfono y viéndonos en los sueños.

A veces, como en épocas de exámenes, el período de separación podía extender incluso hasta un mes.

Y ella lo ha comprendido y aceptado. Por mí. Así es ella.

Desde cierto punto de vista este hecho ineludible de no pasar todo el tiempo deseable creo que ha servido para hacer de la nuestra una relación basada en el respeto y la sinceridad. En Historia de lo Nuestro (¡qué gran película!) se decía que una pareja nunca debía irse a dormir con guisante debajo de la cama. Se refería al hecho de no irse a dormir con un problema sin resolver. En American History X (otra grandísima película) el gracioso recluso negro de turno le decía al protagonista algo parecido: no dejes que se vaya de una visita cabreada, porque hasta la siguiente visita te comerás la cabeza pensando que se está tirando a otro.

Algo así nos ha ocurrido. Mi estancia en Lejona ha sido una condena, que pronto tocará a su fin, y los fines de semana y vacaciones han sido las visitas a nuestro pequeño oasis de felicidad. No es que haya otras personas, amigos, etc, que me hacen agradable mi estancia por estas latitudes (tan cercanas, tan lejanas), tampoco ha sido una tortura china, pero supongo que los enamorados sabrán de lo que hablo...

Cada fin de semana era un pequeño tiempo que había (y hay) que aprovechar. Tiempo escaso en cantidad, pero rebosante de calidad. Eso no quita para que, si había un problema, se tratase normalmente, pero siempre sabiendo que si el domingo, al subir al autobús (ahora lunes por la mañana al salir de la cama) un guisante se mantenía bajo nuestro colchón, durante la semana ese guisante iba a convertirse en un melón que iba a hacer cada hora insoportable.

Ese tiempo separados nos (más a mí, ciertamente) ha permitido unirnos firmemente para poder sobrellevarlo. La solución al problema se ha destapado como una perfecta terapia personal.

Al final uno estaba estudiando lo que quería, y luego encontró un trabajo agradable, de modo que ella ha aguantado mucho más todo esto.

Es difícil, cuando se tiene en frente una persona tan poco egoísta, no serlo uno mismo. Es fácil caer en el tomar y dejar de lado el dar ante una persona que hace de dar su razón de ser.

Con el paso del tiempo he aprendido a ver las situaciones con sus ojos, como también se dice en Historia de lo Nuestro. He aprendido a tratar de no ser egoísta ante una persona totalmente empática para equilibrarnos. Siempre ha sabido ver las cosas a mi manera, a veces no lo he hecho yo de la suya.

He aprendido a ser mejor persona, como se dice en Mejor Imposible, vaya este post como una muestra más de admiración a mi mejor fan, que siempre me lee y nunca comenta, que siempre se pone en el lugar de todos aquellos que muestran el más leve gesto en sus caras y lo comprende.

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Muacs!


Y encima, para más inri, es que está buena que te cagas, oye!

1 comentario:

Anónimo dijo...
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