Con amigos así...

Estos días me encuentro realmente consternado ante una noticia que ha sacudido los cimientos de mi creencia en la humanidad. Mira que quería darle una oportunidad ahora, por aquello de las fechas señaladas en las que estamos a punto de entrar (y hace semanas que nos embaucaron para entrar) y el espíritu navideño que se respira en los grandes almacenes.

Seamos felices, comamos hasta reventar y chupémonos todos las pollas, caballeros.

Pues no.

Una escalofriante noticia ha tirado todo esto por tierra y ha sacado a relucir todo lo peor que una persona puede llevar dentro.

Situémonos.

Autovía S-10, en Santander, un coche vuela a 200km/h mientras el conductor trata de controlar los 0.45 de alcohol en sangre que están en línea directa con la dama de la guadaña, que responde presta a cercenar la vida de los ocupantes.

[HumorNegro:On] Me lo llevo... [HumorNegro:Off]

El coche tiene un accidente, y el conductor y un acompañante son encontrados en diferente situación. Mientras el conductor sufre heridas leves, el acompañante parece algo más grave. Se los van a llevar prestos y veloces, no sin antes preguntar si no hay más heridos.

- No.

Bueno, todo parece que se va a solucionar y que todos vamos a poder llegar a casa por Navidad, como el del turrón.

Al día siguiente, operarios del servicio de mantenimiento se aproximan al lugar para retirar el coche siniestrado, y resulta que, unos metros más allá, se encuentran con dos cuerpos, dos personas muertas, posiblemente en el mismo accidente de la noche anterior.

Las peores sospechas se confirman.

Los ocupantes del coche habían negado la presencia de más personas en el accidente, pero habían mentido o, al menos, faltado a la verdad. Habían dejado a los otros dos compañeros de accidente allí, en la escena que pasó de ser de un accidente a serlo de un crimen.

Lo verdaderamente escalofriante es que uno de esos dos chicos que dejaron allí no murió en el acto y es posible que se hubiera podido hacer algo por él. Ya nunca se sabrá.

El conductor, identificado como Adrián García Barquín, gran persona, sí señor, así los queremos, con amigos así, quién necesita enemigos, ha sido ingresado en la cárcel en un acto sin precedentes y se enfrenta a dos cargos de homicidio imprudente, uno de conducción temeraria, y otro de omisión de socorro.

Lo jodido será evitar que la familia del fallecido tras la agonía de sobrevivir al accidente y ser dejado a su suerte vaya y le meta cuatro tiros al bueno de Adrián, al más puro estilo Tiempo de Matar.