La Catedral del Mar
En una preciosa tarde de 1320, Bernat Estanyol se casa, cuando ya casi nadie lo esperaba, con Francesca. Y todo, por una camisa de lino...
Esto es todo lo que puede contarse de la historia narrada en el libro que se llama como el post (toma humildad...) y que ha hecho las delicias de mis viajes a Bilbao tras La Máscara Atreo.
Y no se puede contar más, en realidad, por el bien del potencial lector, que seguro que convendrá conmigo en que no se le destroce este libro; antes prefiero que me destripen el último de Lost.
Y es así porque es una historia que leer, que disfrutar, que se exprime página a página como el zumo obtenido de jugosas naranjas. Desde este resumen del primer capítulo hasta llegar a un final más o menos 70 años después, la construcción de la catedral del título no es más que una buena excusa para hacerla protagonista en prácticamente todos los capítulos.
El libro está pensado para contarte estrictamente lo necesario para no cansarte, para que no se repita nada, y para que no haya ni una sola palabra de más. Por eso, supongo, hay saltos en el tiempo que te va centrando en aquellos puntos que tienes pendientes por descubrir en la vida del protagonista.
En cierto modo, es un poco a lo Forrest Gump, por aquello de que le pasa todo lo mínimamente relevante de su época, aunque de una manera que resulta tremendamente natural y nada forzado. Desde las desgracias que todo siervo de la tierra sufre por la gracia concedida al señor de las mismas, hasta ver completada la construcción de una catedral.
Sin pretender llegar a contar nada más de lo estrictamente necesario para convenceros de su lectura (no he encontrado el pdf, pero todo se andará...), como en el propio libro, diré que uno se deja llevar por la historia y acaba por entrar en esa montaña rusa de sentimientos que el autor plantea. Y es que creo que es tremendamente complicado no verte reflejado en la mayoría de las actitudes de los personajes; de ahí que cuando ocurren desgracias uno se ve sumido en la tristeza, goza como el propio protagonista de las alegrías que acontecen, y trata desesperadamente de encontrar una salida cuando las cosas se ponen feas. Que lo hacen.
Como detalle, apuntaré que creo que el éxito del libro radica en la capacidad de plasmar lo que todos y cada uno de nosotros hubiera hecho en determinadas circunstancias, y desde el punto de vista actual (con temas de igualdad de la mujer, el racismo, etc) puesto en aquella época... si bien el personaje que las lleva a cabo casi siempre tiene una razón coherente con su circunstancia para hacerlas.
Es decir, no se cae en la patraña de situar a un personaje a favor o en contra de cosas que ahora vemos que son así o asá de manera forzada y totalmente anacrónica, sino de saber encajar todo en un fluir de la historia totalmente natural y verosímil.
No se trata de una Mulan que nunca pudo haberse dado, si me entendéis...
De modo que me declaro falconista con todas las letras, y decir que me ha encantado y que no puedo estar más de acuerdo con una de las frases que adornan la contraportada:
Un relato que se lee con la misma avidez que se ha escrito y que uno quisiera prolongar aun sabiendo que ha terminado. Un retablo de maravillas
José Enrique Ruiz-Domènec, La Vanguardia
Y es que sí, a pesar de saber que terminó, deseé que el libro continuase para seguir leyéndolo con avidez.