Desde hace unos meses veníamos pensando en actualizar el hardware de nuestros dispositivos de telefonía móvil; y habiendo cumplido sobradamente el compromiso de permanencia firmado al adquirir los terminales a reemplazar, nos dispusimos para decidir a qué móviles atacar.
Después de un buen tiempo de indecisiones, nos decidimos por el Samsung U600 para mí, y el Nokia 7373 para mi señora.
Viendo en The Phone House que no había mejor manera de obtenerlos que la portabilidad a Orange con un contrato más que jugoso (para ellos), procedimos al plan B, a saber, a ver qué podemos hacer para sacarlos a buen precio a Garrafón, a la sazón, nuestra compañía.
La llamada a atención al cliente se saldó con un escueto si no está en el programa de puntos no hay nada que rascar. Y como siempre tenemos suerte en estas cosas, pues no entraban en los puntos, ninguno de los dos.
Así pues, con el fallido plan B, pasamos al posible plan C, a saber, elegir, de entre los móviles del programa de puntos, dos que nos colmasen las espectativas ya creadas con el plan A.
Con una segunda llamada a atención al cliente, las cosas se fueron clarificando un poco porque si bien se ofreció un descuento interesante del 20% en las siguientes 6 facturas y el alta en un par de promociones para pagar menos al mes de manera gratuita, los terminales se quedaban bastante lejos de las condiciones que disfrutan quienes tienen la suerte de darse de alta en Garrafón. Y, coño, si estamos en condiciones de irnos sin problemas, ¿por qué no nos tratan como nuevos clientes?
De hecho, con la opción de yoigo, a la que puedes moverte sin necesidad de firmar una permanencia si no pillas un móvil, daba otro cariz al plan B para convertirlo al plan D, a saber, nos vamos a yoigo, y a la semana volvemos a Garrafón para aprovechar esas buenas condiciones.
La llamada a yoigo confirmó que efectivamente no hay permanencias que firmar, y que la letra pequeña de las condiciones de los nuevos clientes de Garrafón no las empeoraban tanto como para estar peor que las que ya tenemos. Joder, y eso que éramos clientes Oro...
En fin, que tras sopesar la confirmación del hecho de que siempre que haces una portabilidad a yoigo Garrafón se baja los pantalones, nos echamos un órdago, plan B y plan D, a saber, si nos vamos y Garrafón no dice nada, pues eso que nos ahorramos en yoigo usando las redes de Garrafón cuando no haya cobertura propia, y si cuela, pues a ver cómo lo negociamos.
Dicho y hecho, dos anuncios después de pedir la portabilidad, una media hora, sendos mensajes en sendos viejos móviles. Llame a este número urgentemente, no se vayan todavía aún hay más.
Teleoperadora Garrafón: - ¿Y por qué te vas, hombre de Hank?
Yo: - Pues porque ya os he dicho siete veces que no me compensan los puntos oro, grana o azul, que me sale mejor irme para volver, y cuando os lo he planteado me habéis dicho que mire yo por mis intereses.
TG: - Bueeeeno, pero es que ahora te vas y tengo que bajarme las bragas hasta un 30% de descuento las siguientes 6 facturas, el alta gratuita en más promociones que antes, y un precio en los terminales de tanto y tanto. ¿Te vas de todas formas?
Yo: - Pues mira, me parece bien, mírame a qué precios me dejas este modelo, y este otro, y aquel también, por si acaso.
Ole, ole y ole, que ha colado! Y no somos los únicos, porque confirmo que a tres clientes diferentes les ha pasado lo mismo al pedir la portabilidad a yoigo.
Tras un par de detalles, preguntas y consideraciones, cancelamos la portabilidad, y nos quedamos, con unos pedazo de móviles por un precio más que asequible...
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Click para más grande... aunque no tanto como si fuésemos nuevos clientes... aunque tampoco tenemos que cumplir con la letra pequeña de los mismos.
Y hasta que pasen los 18 meses de nueva permanencia...