La soledad del ganador

Hace un par de años, cuando el Barça le ganó aquella mítica final de Champions a mi Arsenal, pude vivir la soledad del perdedor.

Ese hermano postizo que tengo en Santander me envió sin piedad todas las fotos del evento que cayeron en sus manos. La más espeluznante, Henry, con el 14 a la espalda, sólo, en medio del campo, en medio de toda esa gente, en medio de todo ese ruido.

La soledad del perdedor, pensé, sería un magnífico título. Mientras los ganadores se reúnen en torno a quien sea, entrenadores, compañeros, etc, los perdedores se resignan, se sientan, se desesperan viendo escaparse entre sus dedos la ocasión de gloria perdida.

Además, cuando se gana nunca se está sólo. Cuando se pierde, es fácil estarlo.

En aquella ocasión, la soledad del perdedor se manifestó como nunca.

Hoy, en diferido, hemos disfrutado de la final de OT. Sí qué pasa, OT.

No es que ninguno me apasione especialmente, de hecho, no recuerdo a algunos que abandonaron al principio, ni muchos de los ganadores anteriores, pero qué quieres, esta vez me ha enganchado el lado humano del concurso; que gane Virginia, vamos, que es lo que les jode a la mayoría...

En fin, que esta vez, hemos visto a una posible ganadora frente a un posible ganador. Todo el mundo, triunfitos, jurado (salvo el de las gafas...), incluso me atrevo a decir que la discográfica que anda por detrás (Sony...), querían que ganase él, Chepablo.

Pero no.

Esa audiencia que Chus Vázquez ha repetido tantas veces que se hace el moño donde le da la gana, quiso que no, que esta vez, iba a ganar la marginada. La favorita del favorito: Risto.

Y mira tú, esta vez, la soledad, fue de la ganadora.



Imaginad que esto lo ve alguien que no habla español. Si no fuera por la reacción de una Mónica Naranjo que, por cómo ha hablado otras veces, no se siente demasiado cerca de las discográficas, nadie diría que gana ella. Sobre todo cuando todos van a abrazar al perdedor...

Incluso cuando hacen que pase la pasarela como ganadora, detrás sólo la esperan sus padres... y luego la hacen volver! ¿No sería normal que estuviesen todos allí esperando al ganador? ¿Y que hicieran una entrevista más a fondo con quien ganase y éste fuese el último en pasar la puñetera pasarela?

Pues no, parece que no.

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