Alquimia!
Se acabó, me lo pasé. En connivencia con quien comparte jornadas laborales a mi derecha, pero se acabó.
Los últimos cuatro han sido como un dolor de muelas, madre mía... y no negaré que he usado la fuerza bruta y la paciencia a partes iguales en más de un momento de atasque. Eso sí, las horas invertidas ya no las recuperaré nunca... aunque tampoco perderé la satisfacción de haberlo hecho.
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